El Comisionario en las Pequeñas y Medianas Empresas. ¿Una figura decorativa?

Resumen

En cualquier grupo de personas llámese familias o sociedades completas, para que la relación entre sus miembros sea positiva y acorde a sus actividades, para lograr un fin deseado, es necesario que existan miembros que la dirijan y que decidan por todos los demás en base a acuerdos tomados previamente y sobre todo que existan personas que se encarguen de la vigilancia o actuación de cada uno de ellos. Por ejemplo, actualmente en nuestra sociedad civil, el principal dolor de cabeza, es la inseguridad pública en que se vive, debido a diversos factores, desde los económicos, sociales o individuales y que se refleja y se responsabiliza, principalmente en los encargados de la vigilancia.

En las sociedades mercantiles reconocidas o no legalmente debe existir un órgano encargado de tomar decisiones que viene siendo la asamblea general de accionistas; otro encargado de ejecutar dichas decisiones, el cual recae en el órgano ejecutivo o de administración, y el encargado de la vigilancia, que está a cargo del comité de vigilancia o comisarios.

En las grandes sociedades o empresas públicas, por su misma magnitud, complejidad y necesidades de control, podemos pensar que funcionan adecuadamente, pero en realidad en las pequeñas y medianas empresas, ¿existirá el órgano de vigilancia desarrollando las actividades que legalmente le corresponden?, ¿asumiendo las obligaciones que le corresponden?, ¿desarrolladas por las personas que de acuerdo a la ley las deban desarrollar?

Este problema se puede agravar si estamos hablando de empresas de tipo familiar, donde quien lleva el control de la sociedad por lo general es un solo integrante, quien es el que decide que hacer, cómo hacerlo y sólo se autocalifica si está actuando adecuadamente o de manera incorrecta, lo cual nunca lo manifestará ante el resto de la sociedad, situaciones que pueden ser la causa del éxito o fracaso de muchos negocios de este tipo.